Capítulo 38. No puedo frenar

[..............................DANI..............................]

-Bueno, gente, marcho ya que tengo que dejar a la niña en casa de mi hermano antes de ir a casa y es ya muy tarde.
-¿Y por qué no ha venido Nacho a currar?
-Está con la rodilla chunga.
-¿Y le vas a llevar la niña?
-Esta Cris. Es la que se empeñó que llevase a Carla allí. Bueno, Annita, que me voy, que es muy tarde.
-Adios. Yo también me iré ahora, cuando venga Miki a recogerme, que con el coche mío en el taller... - Nos despedimos y salgo del edificio por la puerta de atrás, la principal estará cerrada, además tengo aparcado por ahí. Salgo a la calle con el trasportín con Carla en la mano y entramos en el coche. Está muy oscuro, una de las farolas que alumbran la calle está apagada. Pongo camino a casa de mi hermano. Cuando llego toco al telefonillo.
-¿Dani?
-Si Cris, soy yo.
-Ahora te abro. - Abre la puerta del portal y subo a su casa. - Buenas noches Dani.
-Buenas poni. Viene dormidita ya. ¿Y Nacho?
-Acostado ya, que el médico no ha hecho otra cosa que ponerle la cita a las 8 de la mañana.
-¡Que temprano! Bueno, mejor no hablo porque el avión a Roma sale a las 8 y media.
-Pues a dormir chaval. Buen viaje.
-Gracias Cris. Por cierto, no suele llorar por las noches pero si llora le das algo para que muerda y ya
-Vale, gracias por avisar. Espero que vaya todo bien y no llore.
-Y si llora no pasa nada, vete acostumbrando, los niños lloran mucho. - Nos despedimos y me voy a casa. Cuando llego aparco el coche y saco del doble fondo del maletero el CD que le tengo que dar a Rivera. Cierro el coche y subo a casa con la sensación de que alguien me está observando. Serán imaginaciones mías. Entro en casa. Patricia ya está acostada e intento no hacer ruido ni encender la luz. No me doy cuenta que la maleta está en el salón y me choco. Cuando uno no quiere hacer ruido es cuando más hace. Llego a la habitación y me cambio de ropa, vamos cambiarme, quedarme en boxers y me acuesto. Patricia, dormida, me nota allí y me abraza. Estos pequeños gestos son los que más me gustan de ella. Le doy un beso en la frente y no tardo en dormirme.

[..............................ANDREA..............................]

Ahora es cuando me toca atacar  mí. Cojo los instrumentos necesarios y me dirijo al coche de Martínez. Me tumbo debajo de él y busco el conducto del líquido de los frenos y le hago una pequeña incisión con un punzón. No tardo en hacerlo y me voy de allí todo lo rápido que puedo.

[..............................XAVI..............................]

Es demasiado tarde, ya no debe de haber nadie por la calle. Voy andando hasta llegar a su casa y veo su coche en la puerta. Me acerco al coche y abro el coche. Bien, abre. Entro y me llevo el coche. Voy con el coche un poco a las afueras de Madrid. ¿Qué mal frena esto, no? Esto de la tecnología alemana tampoco es para tanto, hay que apretar mucho los frenos. Bueno, llegué. ¿Por qué no freno? No puedo frenar.