Capítulo 41. La cena sorpresa

Patricia llega a casa.
-Hola amor - Salgo a recibirla a la entrada, no quiero que vea lo que le tengo preparado
-Cierra los ojos
-¿Para?
-Es una sorpresa. Cierra los ojos y siéntate en el sofá, pero sin abrirlos 
-Pues llévame chiqui, que sino me escoño. - La llevo al sofá.
-No abras los ojos, que me enfado
-Vale, vale.- Me río y la siento.
-Ahora vuelvo. - Voy a mi habitación y me cambio rápido de ropa, me pongo el traje. Vuelvo al salón. La agarro del brazo y la llevo delante de la mesa puesta - Abre los ojos - Los abre.
-¿Y esto?-Sonrío.
-Una sorpresita. Y no es la única. Se gira y me mira. -¿Cuál es la otra? - Voy a la habitación y saco la funda con el vestido. Se lo llevo
-¿Y eso?
-Para que te lo pongas - Se va a la habitación pero la freno. - A la habitación no.
-¿Entonces?
-Al baño, yo te llevo lo que quieras. ¿Pero no vas a ver el vestido antes de entrar? - Lo abre.
-¡Es precioso, Dani! Muchas gracias. - Me besa. Le respondo al beso.
-Corre, ves a cambiarte que tengo hambre y quiero cenar - Sale al salón ya con el traje y perfecta, le queda el vestido genial, como si estuviese hecho para ella. -Preciosa - Sonríe. -¿Cenamos ya?
-Sí. - Le echo la silla para atrás para que se siente y voy a la cocina a por la cena. Dentro de lo que cabe tampoco ha quedado tan mal. Llego al salón y sirvo los platos con esto que se supone que es pescado, se me ha roto un poquito. - No me dirás que la cena la has hecho tú...
-Sí, le hice yo.
-¡Ay mi cocina! - Se intenta levantar.
-Tranquila, la cocina está bien, esta vez no he roto nada. - Se vuelve a sentar y yo, antes de hacerlo, pongo la minicadena y enciendo las velas bajando la luz de la lámpara. - Va a ser la mejor velada de tu vida, de eso me voy a encargar yo...
-¿Y todo esto a que se debe?
-¿No puedo preparar una velada romántica un día normal y corriente?
-Es muy raro, pero me gusta. -Sonríe enamorada.
-¿Qué tal está el intento de pescado?
-Muy bueno.
-Me alegro que te guste, le he puesto mucho esfuerzo
-Se nota. - Terminamos de cenar
-Ahora el postre. Eso ya no lo he hecho yo. Es de Cris, lo han hecho esta mañana y han traído un trocito. Tarta de manzana.
-Mmmmm - Me levanto y voy a la cocina a por el postre.  Se lo voy a decir ya, no puedo esperar más, en cuanto nos terminemos el postre se lo digo. ¡Ay, que nervios!. Nos lo terminamos, estoy nervioso y ella lo nota. - ¿Qué te pasa? Estás nervioso.
-A ver como digo yo esto... - Meto la mano en el bolsillo de la chaqueta.
-¡Cómo te cuesta arrancar!
-Es que nunca me he visto en esto... ¿Te gusta lo tradicional?
-Sabes de sobra que sí. - Me levanto y aparto su silla de la mesa. Vuelvo a meter mi mano en el bolsillo y me pongo con una rodilla en el suelo y la otra levantada.
-¿Quieres casarte conmigo? - Saco una cajita con el anillo.Se le abren los ojos como platos y sonríe.
-Claro que sí. - Se agacha, me agarra la nuca y me besa, un beso precioso, dulce. -¿Por eso has montado todo esto?
-Y lo que va a ahora?- La cojo pasando un brazo por su cintura y el otro por el interior de sus rodillas y la llevo a la habitación. Nos besamos por el camino - Cierra los ojos. - Junta nuestras frentes y cierras los ojos. - Ábrelos despacio. - La tumbo encima de la cama llena de pétalos de las rosas que le gustan a ella, las amarillas. Abre los ojos y empieza a mirar la habitación-¿Te gusta?
-Mucho.-Sonrío. - Nos besamos. Me va desabrochando la corbata.
-Terminemos esta noche mágica
-No me has puesto el anillo..-Pone cara triste de niña pequeña
-Ahora mismo. - Se incorpora y saco el anillo. - Un regalo para la futura señora de Martínez