martes, 2 de agosto de 2011

Capítulo 36

Me agarra de la cintura y me tira hacia él. Siento el impulso de darle un beso, un impulso muy fuerte, no puedo evitarlo. Le doy un beso en el cuello. Se estremece él, me estremezco yo. El teléfono de Dani vibra en su bolsillo, me aparto.

- Sí, dime... no, no me pasa nada – Se limpia el sudor de la frente con la camiseta – …vale, me cambio de ropa y voy... Chao – Entra en su habitación y se cambia de camiseta y sale al pasillo. Miro el reloj. Las 9 menos diez, me tengo que ir.

- Me voy – Le miro el cuello – Por cierto, acuérdate de lavarte el cuello antes de salir de casa, te he manchado de pintalabios.

Cojo el bolso y salgo de casa hacia la pastelería. Allí ya está Rivera esperándome. Llego al coche e intento abrir la puerta, Rivera está dentro con unos papeles en la mano con el seguro del coche echado, le doy un golpecito al cristal con el dedo, me mira, da a un botón y abro la puerta, me las veo negras para entrar sin que se me vea las bragas, bueno las calzonitas que llevo encima. Ni siquiera me mira por el contrario yo a él si le miro, lleva un traje con una camise color crema y una corbata en tonos crema y naranjas. Llegamos al casino y aparca en el aparcamiento.

- Yo te abro – Si va a ser caballeroso y todo – Así te tapo para que puedas salir mejor – El chaval es atento por lo menos.

- Gracias – Cuando salgo me mira de arriba a abajo tal y como miró el primer día que nos encontramos en mi casa, pero esta vez mas sorprendido

- Esta parte tuya la desconocía. ¡Qué buen partido se le puede dar a un vestido si se sabe lucir! ¿no crees? – Me guiña un ojo – Bueno qué, ¿entramos?

- Claro, entremos.

Entramos en el establecimiento por la entrada principal. ¡Madre mía cuánta gente! Vamos dando una vuelta por todo el establecimiento cada uno por su lado. Nos reencontramos sobre las diez y media en la puerta de el bar. Noto que me suena el teléfono móvil. Es un sms de Dani: “Vasile stá en el Casino, ha entrao hac 1 rato”.

- ¿Nos tomamos algo? Tengo ganas de sentarme, los tacones me están matando -Digo yo apoyándome en la pared – Le digo rápidamente a Rivera

- Como quieras, yo invito – Entramos en el bar y vamos a la barra, hay bastante gente. Mientras Rivera pide unos cócteles yo miro a mi alrededor, todo está lleno de sofás de cuero negro. En uno de los sofás veo a Vasile con alguien mas, es el de la foto que hice desde el piso.

- Rivera, ahí está Vasile, voy a hacerlo ya y así no se me chafan las vacaciones – Cojo la pequeña copa y me separo del detective. Noto que Vasile me mira, el miro y sonrío, estamos así un buen rato. Al cabo de un rato me mira me guiña un ojo y me hace un gesto para que vaya con él. Me levanto de la silla en la que estaba sentada y me dirijo hacia el sofá en el que se encuentra Vasile algo nerviosa pero decidida de que lo quiero hacer. Miro hacia atrás, Rivera está mirándome, en su mirada puedo leer protección, me mira diciéndome que tenga cuidado. Yo sigo hacia adelante, con paso firme acordándome de las clase express de desfile que nos dio Romina en una de las fiesta en las que nos juntamos: espalda recta, barbilla alta y movimiento de cadera, todo esto combinado con una de mis típicas sonrisas embelesadoras y un vestido como el que llevo es una bomba explosiva. Llego al sofá, me hace un gesto para que me siente, le hago caso.

- ¿Quién es ese? – Me susurra señalando a Rivera

- Es mi guardaespalda – Se me ocurre decir. Empieza a tontear conmigo, tal y como esperaba. Intenta meterme mano, el plan está funcionando – Vuoi che andiamo a casa mia? (¿Quiere que nos vayamos a mi casa?)

- Qualunque cosa, signora, lascia (Como quieras, señorita, vayamos)

¡Qué bien viene saber idiomas de vez en cuando!

No hay comentarios:

Publicar un comentario