martes, 28 de febrero de 2012

Capítulo 151


La tranquilidad de la casa es rota por el sonido de teléfono.
-Será mi madre otra vez, debería ir a cogerlo, sino no va a dejar de llamar – Salimos de la bañera. Se quita con la toalla el exceso de agua, se la enrolla a la cintura y baja salón. El teléfono deja de sonar – Voy a llamarla, a ver que quiere. ¿A ti qué te ha dicho exactamente?
-A mi me ha dicho que tenía hablar contigo. No me ha dicho nada más. - Sale al salón y yo me asomo a la puerta. ¡Ay, qué frío hace fuera! Marca los números en el teléfono y le da al botón del manos libres. Yo observo la escena desde la puerta del baño, no me muevo.
-¡Mamá!
-Por fin coges el teléfono. Antes lo ha cogido tu novia.
-Ya me lo ha dicho. Ahora no me ha dado tiempo a cogerlo, estaba en la habitación limpiando y esas cosas que se hacen en las casas de las que te quejabas que no te ayudaba – Miente - ¿Pasa algo?
-Sí. ¿Puedes venir el próximo fin de semana? Ha llegado una carta a tu nombre de los juzgados de Barcelona. Me he permitido el lujo de abrirla por si era por lo que me temía y, efectivamente, es por lo del j... - Vuelve a darle rápidamente al botón para quitar el manos libres y se acerca el teléfono a la oreja ya seca.
-¿Y qué fecha pone?... Pero yo esta semana hasta el miércoles no trabajo...Sí, por poder podría pedirlos. Espera un momento – Se acerca a mí. - Patri, cariño, ves recogiendo el cuarto de baño. - Me está intentando ocultar el tema de la llamada, ¿qué pasará? Si no quiere que oiga la conversación, bueno, es su madre, es una conversación privada, lo acepto, pero si piensa que se va a quedar tan tranquilo sin decirme nada está equivocado.
[…........RAÚL…........]
-Raúl, cariño, yo creo que se lo deberías decir a tu jefe, que te diera esta semana entera por lo que pueda pasar. Hace mucho tiempo que pasó aquello pero el pasado no cambia aunque transcurra mucho tiempo.
-Mamá, no quiero que lo sepa nadie, ni siquiera mi jefe. Voy a hacer todo lo más sutilmente que pueda. Salgo en la televisión, me conoce la gente, me conoce la prensa. Y ya no solo no quiero dar mala imagen de mí por lo que pasó hace años ya, sino que tampoco quiero dar mala imagen al programa. Imagínate si algo de esto sale en cualquier medio de comunicación, ¿qué pensaría la gente de mí? ¿qué pensaría la gente del programa, que contratan a alguien así? Si se hiciera eco de la noticia acabaría con mi carrera.
-Tampoco sería para tanto...
-¿Qué no sería para tanto? - Digo con un tono de voz más alto que el que estaba utilizando, pero no tardo a volver al que tenía – No me metieron en la cárcel de milagro, por faltas de pruebas, te recuerdo. Pero aquí si hay suficientes pruebas, me pillaron, esa es una prueba suficientemente grande como para juzgarme.
-¿Y por qué hablas en susurros, ahora que me doy cuenta?
-Está Patricia
-Tampoco quieres que se entere...
-De momento no. Estamos muy bien como para fastidiarlo con eso
-¿Y si te dicen que...?
-No creo.
-Pero si has dicho antes que tenían pruebas suficientes para que te declaren culpable.
-Ya, pero me he estado informando. Casi me sé de memoria el código penal y el civil. Lo que caería sería una indemnización por daños y perjuicios, pero nada más. Y para eso tengo ya todo pensado.
-Pero es que la otra vez...
-La otra vez fue distinto. El tío ese me acusó de algo que yo no hacía. Sólo una vez me puse a repartir las pastillas esas, ¡a repartirla, que no era ni venderla!. Eso fue lo que declaré y eso fue lo que sacaron con las pruebas. Ahora sí es cierto, pero es mucho menor que aquello. Tú tranquila, que no va a pasar nada de vital importancia. Y si no... a sufrir las consecuencias.
-Espero que tengas razón. Bueno hijo, te dejo que nos ha venido visita.
-Adiós mamá. Y relájate. Dentro de un rato voy a la estación a comprar un billete al AVE para ir mañana a Barcelona. Ya verás como no va a pasar absolutamente nada grave.
-Adios, ten cuidado, y piensa mejor lo de no decírselo a nadie. Un beso, hasta mañana – Cuelga. ¿Y yo ahora que le digo a Patricia? No quiero que lo sepa pero tampoco quiero mentirle por lo que pueda pasar. ¿Y si me tengo que quedar en Barcelona por un tiempo? Eso si que no lo había pensado. Vamos, pero creo que me respetarán por el trabajo y tal,yo no puedo dejar el trabajo así como así.
-Raúl, cielo, ¿qué pasa? - Me dice Patricia con un tono de preocupación típico en ella cuando baja por las escaleras. Me vuelvo a hacer la misma pregunta: ¿y qué le digo?
-Nada, unas movidas en Barcelona, tengo que irme lo antes posible. Ya te comentaré mejor más adelante. Nada con excesiva importancia
-¿Y por qué parecía que me lo querías ocultar?
-Yo no te lo he querido ocultar. ¿Por qué dices esas cosas?
-Por el secretismo. ¿Por qué te has mandado para arriba?
-Para estar más tranquilo. Lo siento si te ha molestado.
-Por hoy no pasa nada, pero no me gusta que me oculte las cosas. Pero lo entiendo, si quieres explicarme más adelante lo acepto, no tengo el derecho de presionarte. No te voy a obligar a que me lo digas
-Gracias. Nena – me mira – necesito un abrazo.

1 comentario:

  1. Bueeeenooooooooooooooooo :S aaaaysss haber que pasa aqui... a que se referirá raul? o.O Madre miaaaaa jajaj SIGUIENTEEE! ;)

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