Capítulo 18. ¿Hace falta que te lo diga yo de otra manera?

11 de septiembre, domingo. Horas han pasado desde que eché a mi madre de mi casa. Estoy en el salón con la niña acostada en el moisés que me ha traído mi padre del pueblo, mi moisés. Las 7 y 10 de la mañana, Carla me ha despertado y ya no puedo dormir. No quiero llorar pero las lágrimas me salen de los ojos sin permiso, mirando a mi hija e imaginando como sería mi madre conmigo y como está ahora. Noto una mano en mi hombro y giro la cabeza.

-Se parece a Dani. - Me dice mi padre cogiendo otra silla y sentándose a mi lado. - Anoche os oí discutir. No os entendía pero por el tono supe que no era una conversación normal. No hace falta que me digas el motivo para saberlo. Déjala. Alguna vez se dará cuenta que lo que hace ahora es una gilipollez. Algún día recapacitará y vendrá a pedirte perdón de rodillas. No te comas la cabeza y olvídate de lo de ayer.

-Pero es mi madre y no se como puedo importarle tan poco. Yo ahora que tengo mentalidad de madre... ¡Yo no sería capaz de hacerle eso a mi hija! Dejarle de hablar porque quiera ser feliz. Claro que quiero olvidarlo, claro que no quiero que me afecte, pero es mi madre y me duele que yo, para ella, sea como un estropajo.

-Y yo soy su marido y también me duele que en casa haga más caso al perro que a mí... Patricia, tu madre es así, y lo sabes desde que naciste. Siempre hay que darle la razón a ella. Se pasa mucho con eso de la religión pero hay que aguantarla. “Sí, Maribel, sí, lo que tú digas”, luego haces lo que te de la gana y todo solucionado. ¿Qué crees, que yo no sabía lo de tu hermano? Ella ni se imagina que estaban viviendo juntos desde hace mucho tiempo, pero yo sí me entero de las cosas. Yo sé que esto iba a suceder desde el momento en el que Dani se vino a nuestra casa de vacaciones.

-Pero en ese entonces nosotros dos no estábamos juntos.

-Ya, lo sé, pero sabía que íbais a acabar juntos, estáis hechos el uno para el otro... Pero eso no viene a cuento ahora. Tú preocuparté de la familia que has formado y pasa de tu madre. A veces no se merece ni que se la mire

-Pero yo también me pasé... No tuve que haberla echado de casa...

-Yo también lo hubiese hecho.

-¡Es que por qué vino si iba a estar así!

-Te explico. Cuando le dije que iba a venir a Madrid este fin de semana me dijo que ella también venía, que quería ver a Héctor. Yo le comenté que si venía yo iba a venir a verte, bueno, a veros y que si me acompañaba tendría que aguantaros un rato. Aún así se empeñó en venir y esto ha pasado. En parte la culpa es mía.

-La culpa es de todos.

-¿Podemos dejar de hablar de tu madre? Me estoy poniendo negro.

Sí, claro, mejor. ¿Qué tal en el pueblo?

-Bien, ahí seguimos con las vacas.

-¿Y por alli que tal la gente? - Bostezo.

-Aquí creo que los que mejor están durmiendo son Dani y Carlita, eh? - Me río. - Pues por el pueblo la gente bien, como siempre, tampoco cambian tanto las costumbres de los pueblos.

-Si... - Le acaricio la carita a Carla y bostezo. - El bautizo lo mas seguro es que sea allí, en Cáceres

-¿Segura?

-Sí. - Bostezo. Me ha dado ahora por bostezar.

-¿Quieres un café?

-No, que hace ruido y no es cuestion de que Dani ni Carla se despierten.

-Como quieras. ¿Tenéis idea de hacer algo hoy?

-Pues no, cuando se despierte Dani veremos que hacemos.

-Vale, yo no sé que hacer... porque no tengo muchas ganas de ver a tu madre... así que quizá, si no os importa me quedo aquí a comer y luego, por la tarde, ya me voy con tu hermano.Buenos días, Dani. - Dice mi padre. Miro hacia el pasillo, Dani ya se ha levantado.

-¿Y tú tan temprano?

-Me he despertado, sin más.

-Qué madrugadores estamos hoy todos.

-¿Como que te has levantado tan temprano peque?

-Pregúntale a tu hija... - Se acerca al moisés.

-¿Que tú no dejas dormir a mamá? - Le acaricia la cara.

-Cari, ¿vamos a hacer algo hoy? Estoy aburrida de estar tanto tiempo en casa... solo salir para ir al médico a ver los puntos.

-Lo que queráis.

-¿Nos vamos un ratito al Retiro? - Afirman. - Pues vamos a desayunar, que tengo hambre.

-¿Cuando le toca a la princesita comer? - Vamos a la cocina

-Lo acaba de hacer hace media hora así que todavía queda mucho.

-Vale. - Me abraza por detras y empieza a darme besos en el cuello. Mi padre esta en el salón con Carla.-Perdona por lo de anoche...

-No pasa nada, olvídalo. - Sigue con mi cuello.

-Vale

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Este fin de semana estamos en Barcelona viendo a mis padres

-¿Mamá, te llevas a los niños al parque un rato? Vamos a ir Hiba y yo a ver unas cosas

-Claro

-Gracias. ¡Eric!

-Qué.

-Ponte el chandal que te vas con la abuela al parque. - Me voy al salón, dónde está Hiba con Iker dándole el biberón. Cuando termina lo sienta en la silla y mi madre se va con los dos.

-Hiba, cariño, ya estamos solos, ¡qué relax!

-Sí, eso parece... - Está desanimada.

-¿Qué te pasa? Te noto desanimada.

-No me pasa nada.

-Te pasa algo, te conozco...

-En serio, que no me pasa nada. - Sonrie, pero sé que algo le pasa.

-Bueno, te creeré. ¿Vamos a terminar de arreglar los papeles?

-Claro. ¿Oye, como estará Carlita?

-O durmiendo a comiendo.

-Tengo ganas de verla, que no la he visto aún.

-Es verdad, no hemos encontrado un momento para ir a ver a Patri. El lunes vamos si quieres. Yo sí la he visto, recién nacida, se parece a Dani.

-Que mona...

Después de arreglar los papeles que nos quedaban para la boda vamos al parque dónde están mi madre y los niños. De lejos veo a Eric hablando con alguien, ese alguien es Xavi, ¿nos dejará en paz alguna vez en la vida? Me escondo detrás del matorral y escucho.

-Hombre, otra vez tu chiquitin.

-Mi mamá me ha dicho que no hable contigo.

-¿Por?

-Por que eres malo.

-¿Yo? ¿Por qué? - Se agacha a su altura. Como le haga algo no responde de mí.

-Porque hiciste pupita a mamá.

-No chiquitin, no le hice pupita.

-A ti no te creo, creo a mamá.

-Pues deberias creerme.

-Soy pequeño pero no tonto. Dime por qué te creo a ti.

-¿Porque soy tu padre, o es que acaso te crees que Raul es tu papa?

-Ya lo sé, me lo dijo mami... pero yo no te quiero como papá. - Su cara cambia, ya no es la misma que tenía antes, qeu iba de sobrado, de el más listo de todos.

-¿Por? - Le coge fuerte del brazo, como no le suelte salto.

-¡Ay! Me haces daño... Porque no te quiero como papá y ya.

-Quieres que te pegue como le hacía a tu mamá.

-Suéltame. - No le suelta. Ya salgo,

-¿Hace falta que te lo diga yo de otra manera?

-Me voy de aquí

-Tú no te vas a ningún sitio.

-Sí me voy. - Voy hacia él y le agarro de la camiseta, intento que no se note mucho, porque hay mucha gente, sobre todo niños, alrededor

-Como te vuelvas a acercar al niño no lo cuentas, ¿Me entiendes? - Afirma. - Más te vale que no te vuelva a ver cerca de nadie de mi familia, sino nos vamos a ver las caras. Tú sabes como soy yo cuando me cabreo. Yo iré a la carcel, pero mi familia estará segura. - Miro de reojo a Eric, está asustado.

-Papi, dejale. - Le oigo decir. - Papi, ya porfa. - Va a empezar a llorar.

-No voy a soltarte porque salga de mí. Si hiciera lo que quiere salir de mí te arrancaría el pescuezo ahora mismo. Te dejo porque el niño lo pide. Y te recuerdo, no te quiero cerca de él. - Le suelto y se va corriendo. - Eric, cariño, ven. - Le cojo. - Traquilo, estando yo aquí ese no te hace daño. Ni una palabra a mamá, ¿vale?

-Vale

-Ahora quiero verte una sonrisa y como estabas antes, ¿vale?

-Vale. - Sonríe. - ¿Podemos irnos?

-Claro. - Vamos a dónde están mi madre e Hiba con Iker, yo voy con Eric en brazos.

-¡Ay, cielo, chiquitín! ¿Qué te ha pasado con esas lágrimas?

-Nada, que se ha caído, pero no ha pasado nada. Vámonos a casa.

-Vale. - Llegamos a casa y voy a bañar a Eric.

-Eric, ¿tú sabes qué es que dos personas se casen?

-Firman un papel.

-¿Pero sabes para qué es? - Niega. - Para que los señores que mandan no les puedan separar.

-Ah... Pero sigue siendo un trozo de papel con boli.

-Y tú eres un cacho de carne y te queremos. - Le digo sonríendo. - Entonces sí dices que es un trozo de papel con boli ¿no vas a querer estar cuando mamá y yo firmemos ese papel?

-¡Sí!