-Patri, ¿has visto la cuore de ayer? - Me dice una de
las peluqueras del programa.
-No. ¿qué pasa? - Busca en su bolso, saca la revista y
busca una página.
-Toma, esto pasa - ¡No, sino voy a poder salir de casa
con éstos! Y cómo les gusta decir las cosas para sacar el lado
morboso. Es una foto de cuando nos fuimos Dani y yo a cenar el
domingo con Nacho y Anna al mejicano. - Pasa la página – Paso la
página. Ahí hay fotos de Raúl en Barcelona, en la puerta de los
juzgados. Tiene que tener relación con lo que no quiere contarme,
pero ahora si que me lo va a contar y si no lo hace ya me sacaré mis
medios para enterarme de qué ocurre.
-Gracias por enseñármelo. ¿Necesitas la revista?
-No, ya la he leído, puedes llevártela. Pero a poder
ser llévala mañana a la productora
-Gracias. Mañana nos vemos, que voy a ir a hablar con
Raúl.
-Suerte – Voy a casa de Raúl, la puerta del portal
está abierta y subo. Doy al timbre y oigo un ruido. Está. No me
abre, vuelvo a dar al timbre, tampoco. Cojo el teléfono y le llamo.
¿Por qué ni me coge el teléfono ni me abre la puerta si sé
perfectamente que está en casa? Me quedo quieta, si hacer ruido, que
se piense que me he ido. Veo a su vecino de en frente en la puerta
del ascensor. Tengo un plan, me conoce.
-Pedro. ¿puede hacerme un favor? - Afirma - ¿Me puede
dejar el teléfono un momento para llamar a Raúl, que no está en
casa?
-Sí, por supuesto – Me tiende el teléfono y marco su
número. A los dos toques lo coge.
-¿Diga?
-Raúl, ¿dónde estás? - Acerco mi oído a la puerta.
-Haciendo unos recados.
-¿Y por qué te oigo hablar en casa? Llevo media hora
en la puerta de tu casa. ¿Puedes abrirme de un vez? - Oigo unos
pasos y la manilla de la puerta moverse hasta que la puerta se abre.
- Gracias. - Le digo en tono irónico por el teléfono del vecino. -
gracias por el favor, Pedro.
-De nada, chica.
-¿Qué haces aquí?
-Quiero hablar contigo de tu repentino y rápido viaje a
Bercelona y preguntarte por qué llevas hoy toda la mañana y casi
toda la tarde evitándome.
-Yo no te evito.
-Vete a otra persona con ese cuentecito. ¿Qué paso en
Barcelona para tener que ir a los juzgados? - Se muerde el labio
superior.
-Nada, ¿qué juzgados? – Saco la revista del bolso y la abro por la
página de su foto.
-¿Y entonces qué hacías ahí? - Se queda callado
durante unos segundos pensando qué decir.
-Unas historias con unas tierras y eso... - Sé que me
está mintiendo, parpadea mucho, cuando hace ese gesto involuntario
es que está mintiendo.
-No me mientas, Raúl.
-¿Por qué tendría yo que mentirte? Somos novios. Se
supone que confías en mi y yo confío en ti.
-Eso, se supone – Me agarra del brazo y me va llevando
hacia la puerta. - ¡Ya sé por qué no me quieres decir nada, porque
te liaste con Lara y tienes miedo a que se te escape o me entere o
algo, ¿verdad?
-No tienes ni una ligera idea de por qué es. Y a Lara
no la metas en esto, que yo no me pongo histérico porque estés en casa con Dani. Ella estaba allí
pero no estuvimos juntos.
-Ya, eso he de creermelo.
-Lo que tú digas, me da igual lo que pienses, pero
ahora vete que tengo que hacer cosas – Me echa de su casa de forma
brusca, me ha hecho daño en el brazo.
-Pero Rau... - Cierra la puerta con un portazo - ¡Raúl!
¡Raúl, ábreme. A mi no me haces esto! Raúl, no te hagas el sordo
y explícame qué pasa, al menos podrías devolverme la revista, que
no es mía... - Abre la puerta una mínima rendija, lo suficiente
para que le quepa el brazo y me da la revista y cierra rápidamente.
- ¡Raúl, escúchame! - Creo que algún vecino ya está asomado a la
escalera por las voces y los golpes que estoy dando - Lo primero
que exijo es respeto a ti y a todo bicho viviente de este planeta.
¿Así quieres que haya confianza?
-Lárgate Patricia. No te voy a decir nada. No quiero
que sepas nada. No te importa nada lo que haga en y con mi vida fuera
de nuestra realación
-¿Qué me largue dices? Pues luego no vuelvas a
buscarme – Ya estoy llorando – Si ahora te importo tan poco como
para ser capaz de echarme de tu casa de esta manera después de todo
lo que he hecho yo por ti, luego cuando me busques me vas a importar
tú una mierda a mí. ¿entiendes?
-Deja de decir tonterías y vete – Creo que él está
llorando también
-No son tonterías, es la verdad, y la mayor verdad que
vas a oír en tu vida. Me voy, pero para no volver. No vayas a pensar
que yo voy a estar para cuando te apetezca.
-Lo que si que no vas a estar son las 24h del día
los 365 días del año pegada a mí metiéndote en mi vida personal.
Yo no me meto en tu vida y no voy a dejar que lo hagas en la mía.
-Tú lo que eres es un egoísta, que solo eres capaz de
pensar en ti y eres tan cobarde que no te atreves a decirme todo esto
a la cara. - Me callo - Te lo vuelvo a preguntar por última vez
antes de irme. ¿Me lo vas a contar?
-No. Déjame en paz.
-Adiós – Seguramente éste haya sido el adiós que mas
me haya dolido de todos los malos adioses que he dicho en mi vida.
Bajo al rellano. Necesito enterarme qué es lo que pasó en Barcelona
y por qué esa foto en la puerta de los juzgados. Así, a lo mejor,
sabiendo lo que pasa y si le encuentro escusa podré llegarlo a
perdonar algún día. Cojo mi móvil y marco. Tarda en cogerlo -
¿Rivera, podemos hablar? Te tengo trabajo
Uuuuuuuuuuuuuuuufffssss... que mal... :S Joooe... pobre patri... haber como sigue esto :)
ResponderEliminarSIGUIENTE! madre mia! q intriiiga! ;)