Una hora y media llevo de viaje hacia León, un fin de
semana que vaya a Madrid en coche me podré traer a Boris, mientras
tanto se tiene que quedar en casa de Dani, espero que lo cuide bien.
Suena mi teléfono.
-¿Diga?
-¡Prima Patri!
-¿Chiqui, qué tal el cumple? ¿Lo celebrabas hoy, no?
-En ello estoy, pero te quiero decir algo. Me acaba de
decir mi madre que fuiste tu la que me regalaste las entradas para ir
a Granada a ver a Marínez. Hace casi un mes que me las dio mi madre
pero no sabía que eran tuyas. Ya decía yo que era raro que mamá me
comprase algo así. Gracias, de verdad. No deberías haberte
molestado.
-Si no ha sido molestia, ha sido más un favor a un
amigo. Cuando vaya al pueblo ya te contaré. Ahora chiqui, te tengo
que dejar que estoy en el tren y hay muy mala cobertura. Ya te
llamaré. - Se despide y cuelgo. Me pongo a enredar viendo las fotos
del móvil y se me pasa el resto del viaje volando. Salgo de la
estación y veo a Chuspi con la niña de lejos. - Ui, ¿Qué haces
aquí?
-Hemos ido a acompañar a la mami al trabajo y me acordé
de que llegarías sobre esta hora y decidí esperarte. ¿No te ha
gustado la sorpresa?
-Pues claro – Oigo a Valeria en el cochecito.
-Parece que se ha despertado al oír tu voz, se había
quedado dormida – Me río.
-¿Puedo cogerla un momento?
-Claro – La saco del carricoche y la abrazo
suavemente, ella pasa sus brazo alrededor de mi, teniendo en cuenta
que es una niña que no tiene ni un año. ¡Como quiero yo a esta
niña! - ¿Nos vamos?
-Venga – Hasta mayo no empiezo oficialmente en el
nuevo curro y estoy aprovechando para arreglar el papeleo en León.
Odio el papeleo... hay muchos papeles. Llegamos a casa de Chuspi, es
casi hora de cenar.
-¿Puedes ir cambiando a la niña mientras hago la cena,
por favor? - Afirmo rápidamente, cojo a la niña, la llevo a su
habitación y la tumbo en el cambiador. ¿Sabrá quién soy yo? No
creo, es todavía muy pequeña, pero ya me ha dicho Chuspi que cuando
oye mi nombre empieza a mirar a todos lados, eso es algo muy cuqui y
gratificante si es verdad que lo hace. - ¿Tortilla francesa te vale?
Es que no se que hacer así, rápido
-Vale, si quieres las hago yo y te quedas tú con la
niña.
-Mejor será, ya te quedarán mejor que a mí, aunque
para que te quede mejor que a mi... no le hace falta mucho, todas
secas y tiesas.
-Sí, será mejor – Nos reímos y creo que Valeria
también, será pequeña pero muy lista. Voy a la cocina y cojo un
par de huevos de la nevera y empiezo a hacer las tortillas. Poco
tiempo después aparece en la cocina con la peque en brazo
dirigiéndose al rincón donde tiene el biberón.
-Mmmm, que bien huele.
-Mejor sabrá.
-Seguro – Se sienta en una de las sillas de la cocina
y le da el biberón a la niña mientras hablamos de tonterías.
-¿Tienes orégano? - Me señala un estante y alzo la
mano y tanteo para buscarlo. Noto algo que podría ser y lo cojo.
Abro el bote y le echo un poco a la tortilla antes de que se termine
de hacer con la que estoy y por encima a la otra. Se levanta con la
niña en brazos y me da dos platos. Pongo la tortilla en ellos y les
echo unos chorritos de salsa barbacoa, la del mercadona que está muy
buena, y pimienta negra - ¿A que así nunca la había probado? -
Niega con la cabeza.
-Si quieres pongo yo la mesa y llevas a la niña a la
camita.
-Vale – Me acerco a él – Vamos, peque, con la tita
Patri – Cojo a Valeria y la llevo a su habitación. Por el camino
casi se ha quedado dormida. La tumbo en su cuna y la arropo. Cuando
vuelvo a la cocina para cenar la mesa está ya servida. Me siento y
empezamos a cenar. - Que cosa más cuqui, de verdad.
-¿Y tú no te animas?
-Si... por el Espíritu Santo. Si tuviera pareja a lo
mejor.
-Cierto... La verdad es una experiencia muy bonita, y
eso que no me llamaba la atención. Vino y... bueno pues que venga
entonces. - Me río.
-Pues a mi si me gustaría en un futuro. Cuando
encuentre a la persona adecuada.
-En cualquier momento esa persona aparecerá llamando al
teléfono, por no decir puerta que es lo que se dice siempre,
hablando de teléfono, ¿está sonando, no? Voy a ver quien es. - Se
levanta y va hacia el salón. ¿Quién será a estas horas? Termino
de comerme lo que me queda de tortilla y voy hacia el salón a ver si
me entero de algo. - Si...Que sí, que si la veo se lo digo...No, no
la he visto...Espera un momento que acueste a la niña y ahora vuelvo
- ¿Será Dani? Él llamando justo después de decir Chuspi lo de la
llamada. ¿Y si es él? No creo, porque tal y como están las
cosas... de todas formas supongo que en algún momento se
solucionarán – Es Dani, Richi le ha dicho que te ha visto esta
tarde en la estación de tren, no se si me habrá visto a mí, como
haya sido así adiós todo. - Hablamos en un susurro
-Da igual, que sepa que estoy hoy aquí, mañana me voy
¿Tienes el teléfono de Richi? - Afirma – Dámelo, que voy a
llamarle - . Me apunta el número e inmediatamente después le llamo.
- Richi, soy Patricia, la amiga de Dani, ¿te acuerdas de mí?
-Sí, claro, te he visto esta mañana en la estación.
¿Qué haces por León tú sola?
-Unas movidas.
-¿Y qué estás en casa de Chuspi?
-¿Por qué lo dices?
-Porque te vi con él, simplemente eso. Lo supuse.
-Pues sí, estoy en su casa. Me he ido de Madrid porque
discutí con Dani y no quiero verle. Ahora le has dicho dónde estoy
y vendrá este finde a buscarme. Gracias – Esto último
irónicamente.
-Lo siento, estábamos hablando saliste a conversación
y le comenté que te había visto un rato antes. Si llego a saberlo
no le digo nada. Lo siento, de verdad
-Ya da igual
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