sábado, 31 de diciembre de 2011

Capítulo 122


-Así que he estado toda la mañana deprimiéndote desde que llegué
-Hombre Miki, no te lo tomes así, no es para tanto. Deprimirme, lo que es deprimirme, no. Bueno, un poquito quizá. Pero es que es verdad, es que desde que has entrado esta mañana no has parado de quejarte. Más que quejarte de lamentarte por no haber hecho lo que tu piensas que deberías haber hecho. Solo piensas en lo malo, no piensas en lo bueno.
-¡Es que esto no es bueno!
-¿No es bueno que yo esté viva? Acaso te da igual que, aunque esté aquí rodeada de médicos y agujas esté contenta.
-Claro que no me da igual, pero quizá pude haber evitado ésto.
-Miki, seguramente esto iba a pasar de todas formas. No lo sabes todo de mí. Hay cosas que no se pueden contar ni siquiera a la persona que más quieres. - Esa frase me suena. Se la he dicho hace un rato a Raúl en el coche.
-¿Qué quieres decir con eso? - Raúl aparece en la habitación
-Hola Annita ¿qué tal?
-Bueno... ya ves. Bastante bien, dice el médico y yo también.
-Jajaj Oye, ¿tu madre tiene gafas y el pelo largo un poco claro? - Afirma – Ahí vienen tus padres entonces, creo – Yo lo que creo es que discusión finalizada. Con los padres de Anna aquí no creo que sigan con la conversación. La que si que no va a acabar en la conversación voy a ser yo.
-Raúl vámonos. Adios cuquis. Y arreglad esto cuanto antes, al menos que no se os note – Salgo de la habitación con Raúl de la mano y casi en el pasillo nos encontramos de frente con los padres de Annita que se me quedan mirando. - Hola, buenas tardes.
-¿Tú eres amiga de mi hija, verdad? - Me dice él. - Es que me suena tu cara
-De Anna, sí. Somos muy amigas.
-¿Y como está? - Anda, que dicen del acento de Anna, pues porque no han escuchado el del padre.
-Bien, bastante bien. En esa habitación – Les señalo la habitación – Nosotros nos vamos a comer – Nos despedimos de los padres de Anna y bajamos por las escaleras tranquilamente. - ¿Y si en vez de bajar a la cafetería cogemos unas pizzas y nos vamos a tu casa? Es que tengo ganas de relajarme un poco.
-Como quieras. - Nos montamos en el coche y vamos a la pizzería más cercana. - ¿De qué quieres la pizza? - Me dice una vez dentro del establecimiento.
-Me da igual, la que quieras.
-¿Hawaiana, por ejemplo?
-Vale
-Chiqui, alegra esa cara, hombre, que estamos en Navidad – Me dice sonriendo y me da un beso en la comisura de los labios. Que raro que esté así habiendo gente alrededor.
-Raúl, la gente.
-A la mierda la gente ya. Vamos a darle trabajo a Aitana, la amiga de David y los demás de la tropa – Me sujeta la barbilla y me da un beso como los que me da en casa, en condiciones. Suave y tierno pero lleno de pasión y sobre todo amor. Eso sí, corto
-¡Siguiente!
-Una mediana hawaiana para llevar, por favor
-¿Algo para beber?
-No, gracias
Nos da el ticket y esperamos un rato en una de las mesas que hay al lado del mostrador. No hablamos, solamente nos miramos. ¿Tenemos que hablar de algo? Bueno sí, sí que hay que hablar sobre algo pero no se puede hablar en un sitio con tanta gente. No vayáis a pensar mal. Sobre mis problemas y mis movidas. Ahora que me doy cuenta, ya puedo pensar una manera para explicarle lo que me pasa y que se quede tranquilo sin contarle nada de la historia con los italianos, eso si que es otra movida. ¿Habéis jugado alguna vez al juego del Tabú? Yo sí, siempre pierdo. A ver como se explica quien es R2D2 sin decir ni robot, ni star wars ni otras cuantas palabras que no me acuerdo cuales eran, vamos casi imposibles. Pues aquí algo parecido. A ver como puedo decirle que lo que me pasa es que estoy preocupada porque estoy persiguiendo con Dani, Rivera y otros a un grupo de italianos tocahuevos que ahora nos están persiguiendo ellos a nosotros de venganza porque casi les pillamos, que casi matan a Anna y secuestran a Dani sin decirle que estoy persiguiendo con Dani, Rivera y otros a un grupo de italianos tocahuevos que ahora nos están persiguiendo ellos a nosotros de venganza porque casi les pillamos, que casi matan a Anna y casi secuestran a Dani. A ver, decidme vosotros como narices le digo. No creais que me he liado al decir la frase, no, es que le tengo que decir algo sin poder decirle nada de eso, lo mismo que os he dicho en el ejemplo de R2D2. Es que por qué me complico yo tanto la vida, leches, hace ya mas de medio año que estamos con esta mierda y todavía no se ha solucionado. Algo rápido me dijo Arturo que iba a ser. ¡Ya veo lo rápido que ha sido! Bueno, si rápido lo considera menos de una año... sí, es rápido. Por favor, quiero acabar con esto cuanto antes. No quiero empezar el nuevo año todavía con la carga esta. Ya no lo soporto más, necesito descansar.
-¡Patricia! - Oigo decir a Raúl con la voz un poco alzada.
-Dime
-A ver si me invitas algún día a tu mundo porque oye, te gusta más estar ahí...
-¿Ya tienes la pizzas? - Le miro las manos – Vale, no hace falta que me digas nada

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