-Así que he
estado toda la mañana deprimiéndote desde que llegué
-Hombre Miki,
no te lo tomes así, no es para tanto. Deprimirme, lo que es
deprimirme, no. Bueno, un poquito quizá. Pero es que es verdad, es
que desde que has entrado esta mañana no has parado de quejarte. Más
que quejarte de lamentarte por no haber hecho lo que tu piensas que
deberías haber hecho. Solo piensas en lo malo, no piensas en lo
bueno.
-¡Es que
esto no es bueno!
-¿No es
bueno que yo esté viva? Acaso te da igual que, aunque esté aquí
rodeada de médicos y agujas esté contenta.
-Claro que no
me da igual, pero quizá pude haber evitado ésto.
-Miki,
seguramente esto iba a pasar de todas formas. No lo sabes todo de mí.
Hay cosas que no se pueden contar ni siquiera a la persona que más
quieres. - Esa frase me suena. Se la he dicho hace un rato a Raúl en
el coche.
-¿Qué
quieres decir con eso? - Raúl aparece en la habitación
-Hola Annita
¿qué tal?
-Bueno... ya
ves. Bastante bien, dice el médico y yo también.
-Jajaj Oye,
¿tu madre tiene gafas y el pelo largo un poco claro? - Afirma –
Ahí vienen tus padres entonces, creo – Yo lo que creo es que
discusión finalizada. Con los padres de Anna aquí no creo que sigan
con la conversación. La que si que no va a acabar en la conversación
voy a ser yo.
-Raúl
vámonos. Adios cuquis. Y arreglad esto cuanto antes, al menos que no
se os note – Salgo de la habitación con Raúl de la mano y casi en
el pasillo nos encontramos de frente con los padres de Annita que se
me quedan mirando. - Hola, buenas tardes.
-¿Tú eres
amiga de mi hija, verdad? - Me dice él. - Es que me suena tu cara
-De Anna, sí.
Somos muy amigas.
-¿Y como
está? - Anda, que dicen del acento de Anna, pues porque no han
escuchado el del padre.
-Bien,
bastante bien. En esa habitación – Les señalo la habitación –
Nosotros nos vamos a comer – Nos despedimos de los padres de Anna y
bajamos por las escaleras tranquilamente. - ¿Y si en vez de bajar a
la cafetería cogemos unas pizzas y nos vamos a tu casa? Es que tengo
ganas de relajarme un poco.
-Como
quieras. - Nos montamos en el coche y vamos a la pizzería más
cercana. - ¿De qué quieres la pizza? - Me dice una vez dentro del
establecimiento.
-Me da igual,
la que quieras.
-¿Hawaiana,
por ejemplo?
-Vale
-Chiqui,
alegra esa cara, hombre, que estamos en Navidad – Me dice sonriendo
y me da un beso en la comisura de los labios. Que raro que esté así
habiendo gente alrededor.
-Raúl, la
gente.
-A la mierda
la gente ya. Vamos a darle trabajo a Aitana, la amiga de David y los
demás de la tropa – Me sujeta la barbilla y me da un beso como los
que me da en casa, en condiciones. Suave y tierno pero lleno de
pasión y sobre todo amor. Eso sí, corto
-¡Siguiente!
-Una mediana
hawaiana para llevar, por favor
-¿Algo para
beber?
-No, gracias
Nos da el
ticket y esperamos un rato en una de las mesas que hay al lado del
mostrador. No hablamos, solamente nos miramos. ¿Tenemos que hablar
de algo? Bueno sí, sí que hay que hablar sobre algo pero no se
puede hablar en un sitio con tanta gente. No vayáis a pensar mal.
Sobre mis problemas y mis movidas. Ahora que me doy cuenta, ya puedo
pensar una manera para explicarle lo que me pasa y que se quede
tranquilo sin contarle nada de la historia con los italianos, eso si
que es otra movida. ¿Habéis jugado alguna vez al juego del Tabú?
Yo sí, siempre pierdo. A ver como se explica quien es R2D2 sin decir
ni robot, ni star wars ni otras cuantas palabras que no me acuerdo
cuales eran, vamos casi imposibles. Pues aquí algo parecido. A ver
como puedo decirle que lo que me pasa es que estoy preocupada porque
estoy persiguiendo con Dani, Rivera y otros a un grupo de italianos
tocahuevos que ahora nos están persiguiendo ellos a nosotros de
venganza porque casi les pillamos, que casi matan a Anna y secuestran
a Dani sin decirle que estoy persiguiendo con Dani, Rivera y otros a
un grupo de italianos tocahuevos que ahora nos están persiguiendo
ellos a nosotros de venganza porque casi les pillamos, que casi matan
a Anna y casi secuestran a Dani. A ver, decidme vosotros como narices
le digo. No creais que me he liado al decir la frase, no, es que le
tengo que decir algo sin poder decirle nada de eso, lo mismo que os
he dicho en el ejemplo de R2D2. Es que por qué me complico yo tanto
la vida, leches, hace ya mas de medio año que estamos con esta
mierda y todavía no se ha solucionado. Algo rápido me dijo Arturo
que iba a ser. ¡Ya veo lo rápido que ha sido! Bueno, si rápido lo
considera menos de una año... sí, es rápido. Por favor, quiero
acabar con esto cuanto antes. No quiero empezar el nuevo año todavía
con la carga esta. Ya no lo soporto más, necesito descansar.
-¡Patricia!
- Oigo decir a Raúl con la voz un poco alzada.
-Dime
-A ver si me
invitas algún día a tu mundo porque oye, te gusta más estar ahí...
-¿Ya tienes
la pizzas? - Le miro las manos – Vale, no hace falta que me digas
nada
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