Suena mi
móvil. ¿Dónde estará? Mierda, abajo. Me levanto corriendo y me
voy poniendo por el camino la camisa de Raúl. Descuelgo el teléfono
sin mirar quien es, da igual, ya me enteraré cuando lo coja.
-¿Diga?
-¿Te he
despertado?
-¿Qué hora
es?
-Casi las 10.
te he despertado.
-No pasa
nada.
-En 10
minutos paso a buscarte a casa de tu novio. Ya por fín, por mis
huevos vamos a acabar con esto. Ya no tenemos la ayuda de la policía
española. Ha venido personalmente el jefe de la policía superior de
italia, los que están buscando a Andrea Vabaragio. Así que ya da el
asunto por zanjado. Por narices tenemos que pillarle hoy, porque
vienen a llevárselo, no a cogerle, para eso nosotros.
-Vale, vale,
despacio, que no asimilo tanta información de golpe todavía. Me
visto y te espero – Cuelgo y vuelvo a subir las escaleras para
coger mi ropa. Raúl se gira en la cama y no notarme allí abre un
ojo – Apoyo mis rodillas en la cama y me agacho para darle un beso
– Buenos días señor de las bromas. Me tengo que ir. Luego te
llamo. - Le doy otro beso, me quito su la camisa, tirándosela a la
cara y cojo mi ropa del suelo – Voy a tener que traer algo mío
para cuando me quede aquí – Digo mientras me meto en el cuarto de
baño. Me visto con la misma ropa de ayer, me lavo la cara, me peino,
que lo mío me cuesta, y voy hacia el salón.
-Y a dónde
vas my princess – Me
dice asomándose por la barandilla.
-No hables inglés, te irán mejor las cosas – Me río
– Luego te llamo, quedamos para despedirme y te cuento. Ahora tengo
prisa. - Le digo mientras bajo las escaleras. Él baja las escaleras
en calzoncillos. - ¿Tienes frío? - Cojo la manta del sofá y se la
tiro. La coge rápidamente y se la pone alrededor. - ¡Es que quien
te manda a ti a salir así – Me vuelvo a reir y me abraza tiritando
un poco. Mientras tanto me termino de beber el vaso de leche que me
he preparado para desayunar. Ayer no cenamos y tengo hambre, pero no
tengo tiempo para desayunar bien.
-¿Sólo eso vas a desayunar?
-Ya desayunaré algo por ahí. - Oigo el claxon de un
coche – Me voy cuqui. Luego te llamo. - Le doy un beso, cojo el
móvil, el abrigo y salgo por la puerta no sin antes comprobar que
tengo la cartera y las llaves en el bolsillo. Bajo corriendo los
cinco pisos de escaleras y cuando llego a la calle veo a Rivera con
el coche parado delante del portal del edificio - ¿A dónde vamos?
-De excursión a pasar frío, ¿te hace la idea?
-No mucho
-Me da igual – Sabía que me iba a deir eso – Dani
no se fue ayer al pueblo, se va hoy. Anoche se fue a una casa que
tengo en el campo, en una parcela. Antes de ayer me enteré que el
jardinero es socio de Andrea y se me ocurrió que así les podemos
pillar. Se fue allí, y cuando llegue hoy el jardinero y le vea allí
va a dar el aviso al jefe. ¿Qué van a hacer? Está claro, ir a por
él, sabes que no se dejan nada a medias. Pero para cuando ellos
lleguen ya estamos nosotros dentro de la casa con la policía
italiana esperando a que lleguen. Vale que otra vez nos estamos
basando en un supuesto de lo que van a creerse o no, pero la otra vez
salió bien y pensé que esta vez no tiene por qué salir mal, esta
vez va a salir mejor. Lo aseguro. - Se sujeta algo en la oreja - ¿Ha
dado el aviso?...Nosotros ya vamos para allá. Confío en vosotros y
que no nos la vais a liar como nos la liaron el otro día. Primero
llegamos nosotros para impedirle que de el aviso y luego
vosotros...exacto.Suerte.
-¿Con quien hablabas?
-Con Marco Sidelli, el jefe de la policía italiana. -
No volvemos a hablar hasta que llegamos. La casa es preciosa, no es
muy grande pero tiene un jardín supercuidado. Su buen trabajo le
costará al jardinero. - ¿Te gusta? Pues todo el mérito lo tiene
ese traidor con el que nos vamos a encontrar ahora. - Me dice
susurrando. - Vamos por la puerta de la cocina, que está abierta
siempre, no soy capaz de que se cierre. - Vamos rodeando la casa
hasta que llegamos a la puerta abre la puerta cuidadosamente sin
hacer ruido y penetramos en la casa – Toma – Me tiende una
pistola – Ten cuidado – “Ten cuidado” igual a “está
cargada” seguro. Oigo una voz procedente de las salas. Sigo a
Rivera hasta una gran sala que parece un salón comedor nos asomamos
y exactamente. Está allí el jardinero de pie con Dani y Lara
sentados cada uno en una silla atados a estas con cinta adhesiva y
con lo mismo en la boca. ¡Madre para quitar eso! Observo a los dos.
Dani tiene gesto de impaciencia, que tardamos mucho en hacer algo y
Lara... pobrecilla, está asustadísima, la hemos metido en esto así
por las buenas. Me ve y me mira. Le hago un gesto para que esté
quieta pero el jardinero ya se ha dado cuenta que está mirando algo.
Se da la vuelta y casi no nos da tiempo a Arturo y a mí de
escondernos para no ser vistos. Oigo a Lara reir por debajo de la
cinta.
-¿A si que riendote? – Levanta la mano y le da un
guantazo. Dani cierra los ojos, no soporta ver eso - A ver si te ríes
ahora, guapa. - Miro a Rivera ¿donde está? Ahí viene guardándose
algo dentro de la chaqueta. Me hace un gesto para que no le siga.
Entra y se pone detrás de el jardinero. Último vistazo a los
chicos. Dani sigue con cara más tranquila, ya no tan impaciente;
ella está llorando.
-¿A tí no te han dicho nunca tus padre cuando eras
pequeño que es de muy mala educación secuestrar a gente y atarla
como si fueran animales? -Me hace un gesto para que entre. Se gira y
tarda más en girarse que en tener la pistola de Rivera en la
garganta. Cuando se gira quedo yo a su espalda, a mi creo que no me
ha visto. Mientras pasaba al lado de Rivera me ha dado unas tijeras
con el que empiezo ahora a cortar la cinta con la que están atados –
Un solo paso en vano y tu cabeza sale por los aires. Luego me tocará
limpiar a mí pero me da igual. - En ese momento oigo varios coches
cerrarse en el jardín - Patricia, trae la cinta adhesiva, encima de
la mesa está.
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