[…..…..…..…..…..…..DANI…..…..…..…..…..…..]
Llego al
restaurante, ya huele a su comida. Nos sentamos en una mesa y pedimos
la comida. Estoy muy a gusto con la compañía de mis abuelos, pero
ansío que llegue la hora de irnos y de poder hablar con Patricia, la
quiero mucho y no quiero que estemos así, mal. Con cada bocado me
acuerdo más de ella
-Daniel, ¿te
pasa algo? Estás como inquieto.
-No abuela, no
pasa nada. Estoy pensando en algo que me ha dicho Jose antes.
-Ah, vale, no
te vamos a preguntar qué – Dice mi abuelo.
-Lo agradezco –
Mejor no sigo pensando en ella, cuando se vaya todo el mundo se verá
que pasa
-¿Sabes por
qué no te voy a preguntar el por qué? - Niego – Porque no
necesito que me lo digas, yo lo sé bien – Se acerca a mi oído. -
Mal de amores, ¿verdad, chiquillo? - Le miro y me sonríe ¿como me puede
conocer así? - Pero te voy a decir algo que quiero que tengas muy en
cuenta para el resto de tu vida: amar no es solamente querer, es
sobre todo comprender. Y si es con quien creo que es, también te
digo que donde mores no enamores. - Ya está con los refranes, pero
en estos casos pueden llegar a ayudar mucho, debería aprender yo. Y
qué razón tiene, yo la quiero pero nunca me he puesto en su piel.
Cada vez tengo más ganas de hablar con ella, estoy impaciente
[…..…..…..…..…..…..PATRI…..…..…..…..…..…..]
Miro al comedor
después de cerrar la puerta de entrada y bajar las persianas, ya no
queda nadie y están todas las sillas recogidas, el suelo fregado y
todo limpio. Solo quedo yo, hoy me toca cerrar a mí porque Jose no
ha venido. Cierro la caja fuerte, apago el general de la luz y
conecto la alarma. Salgo y cierro la puerta de la cocina. Oigo a
alguien detrás de mí, ¿quién será? Estoy nerviosa, tengo miedo. La suave
brisa nocturna me trae un olor que conozco.
-¿Qué haces
aquí? - Le digo sin girarme
-Quiero hablar
contigo.
-Yo no –
Intento deshacerme de él pero no me deja, me agarra del brazo,
consigo soltarme pero corre más que yo. Me vuelve a agarrar y me
acerca a él.
-Por favor,
escúchame. - Le miro a los ojos. - No me voy a disculpar porque sé
que no tiene disculpa pero quiero que arreglemos las cosas, que al
menos no me odies aunque no volvamos a ser amigos.
-Yo no te odio,
estoy resentida por lo que dijiste.
-¿Podemos
hablar?
-Es muy tarde y
hace frío en la calle.
-Entremos en el
restaurante.
-No me se la
clave de la alarma. - Me quita las llaves, abre la puerta y mete la
clave de la alarma. ¿Él se la sabe y yo no? Qué cosas más
extrañas pasan aquí. - ¿Te la sabes?
-La puse yo. Es
la fecha del día que nos conocimos 1906 (1 de septiembre de 2006).
Sabía que ese día iba a ser importante para mí y cuando me dio la
oportunidad de poner la clave puse esa.
-Debería
avisar que estoy aquí
-Lo sabe.
Siéntate, por favor. - Me siento en la encimera
-Dime
-Sé que la he
cagado, la he cagado pero bien, pero quiero que entiendas que no lo
dije a mala intención. - Todo esto me lo dice mirándome a los ojos.
Voy a creerle, así no hay quien se resista a creerle – No te pido
que vuelvas a Madrid, ni siquiera que vuelvas a ser mi amiga, solo
que no haya rencillas y que me perdones y si te has ido de Madrid y
renunciaste al trabajo en la productora por mi culpa lo siento.
-No ha sido por
ti. Me vine porque me llamó. Sino seguiría donde estaba allí.
-¿Dónde te
fuiste?
-A casa de Raúl
-¿Después de
que te echó vuelves ahí? - Me dice alterado
-Dani... - Se
tranquiliza. - Yo no me fui de casa solamente por lo que dijiste en
la tele, sino por un cúmulo de cosas que no te dabas cuenta pero me
jodían. El vaso se ha ido llenando desde un par de semanas después
de esa fecha que tiene la alarma. Se ha ido llenando, se ha ido
llenando hasta que ha rebosado. Las últimas gotas fueron el día que
discutimos en la discoteca. A partir de ese día ya no ha sido lo
mismo entre nosotros y lo sabes y sobre todo me molestó mucho lo que
le dijiste a Florentino y no tuviste de dicírmelo a mí, que estaba
celosa porque no pasabas tiempo conmigo y que estaba con Raúl para
intentar dar celos. ¿Qué pensaste, que no me lo iba a decir? - Mira
al suelo y se muerde el labio. En el fondo me da pena verle así.
Muero de ganas de abrazarle y decirle que no pasa nada pero algo
dentro de mí me impide hacerlo, ¿el resentimiento puede ser? ¿Tal
vez mi orgullo?
Aaaaaaaais! por favor pero que penita me daaaaaaaaaaa!!!!!!! :S Vamos Patriii que ya sufrió bastante!! :) Pliiis! ^^ SIguiente ya o muero, tu eliges! ;)
ResponderEliminarNEEEEEEEXT!