jueves, 28 de julio de 2011

Capítulo 18

Por favor, por favor, que no diga que soy yo porque salto y todo este rato de escuchas a escondidas no hubiera valido para nada

- El cebo puede ser tu asistenta, Dani, Patricia ¿Qué te parece campeón? – Ya está, ya me veo en medio del pasillo pidiéndole explicaciones a ese desgraciado por qué me tiene que meter a mi en el asunto, si yo no quiero tener nada que ver. Espera Patricia, ¿por qué no estás ahora mismo en el salón lanzándome al cuello de ese detective cuan gata rabiosa? Vuelvo a la tierra, noto una presión en el brazo derecho, miro hacia ese lado y me doy cuenta que Jaime me está sujetando para que no me lance.

- Me parece que por qué tiene que ser ella
- Porque a Vasile le gustan las chicas guapas y jóvenes – Otro silencio incómodo, mucho más que el anterior. ¿Qué querrán que haga con Vasile? – Ui, que tarde, ¿no va a venir Patricia?
- No se – Patri piensa... pensé, le mando un sms en el que ponga que estoy en casa de Jaime y me quedo a dormir. Mandar. Lo lee o hace que lo lee – Rivera, que se le vaya quitando de la cabeza que hoy va a verla, se ha quedado en casa de su novio – Uf, se lo creyó
- Bueno, pues me marcho entonces, pero mañana a primera hora quiero la respuesta y quiero que sea sí. Adios.

Jaime y yo nos escondemos precipitadamente detrás de la puerta. Rivera sale y cierra con un suave portazo, estoy segura de que llegamos a estar por la mañana y el portazo es fuerte.

- Ya podéis salir – Dice Dani un poco acojonado como todos, la verdad sea dicha

- ¿Qué quiere que haga con Vasile? – Le digo bajito por si acaso el otro sigue en la puerta. Miro a Florentino, su cara era de sorpresa, no se esperaba que estuviésemos ahí. Él creía en la versión de “estoy de copas y en casa de Jaime”.

- Flo, Jaime, quedaron esta noche aquí, es muy tarde para volver a casa.

- Será mejor, mi casa está lejos y estoy muerto de sueño. Gracias colega. Voy a avisar a mi mujer – Dice Flo.

- Yo sí que me voy, vivo aquí al lado. Qué descanséis – Me despide con un beso en la mejilla y se va

Me voy a mi habitación, me pongo el pijama y me acuesto. Tardo en dormirme, todavía estoy dándole vueltas a lo que dijo Rivera. Voy a decir que sí, aunque en realidad no quiero, pero es la única forma de enterarme de que narices pasa.

Ya es por la mañana, temprano creo. ¡Ay, mi cabeza! Suena el teléfono de Dani.

- ¿Diga?... Hola... No he hablado con ella todavía... Vale, ahora la llamo – Salgo de la habitación y me planto en el salón con cara de sueño y con dolor de cabeza

- ¿Qué pasa, Dani? - Voy al cajón donde guardamos las pastillas y cojo un paracetamol.

- Que Rivera quiere una respuesta y no se como evadirle para no contestarle

- Sí

- ¿Qué?
- Dile que sí, que hago de cebo y lo que haga falta
- ¿Pero muchacha, tu estás loca o la borrachera te ha venido con efecto retrasado?
- ¡Ay Dani, no grites, que me duele la cabeza! Quiero hacerlo y punto, sobre todo si es es la única forma que tengo de que me contéis las cosas y nos dejemos de secretitos y mentiras. Lo voy a hacer si es la única forma de ayudar.
- No sabes donde te vas a metes, peque
- Sí, lo se – Cojo un vaso de agua y me tomo la pastilla.

Dani coge su movil y se va a su habitación. En realidad exactamente no se donde me voy a meter, pero estoy segura que va a ser un mundo oscuro lleno de problemas. En el lío en el que me voy a meter...

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