viernes, 15 de julio de 2011

Capítulo 9

No entiendo por qué ahora se ha quedado callado.
- … que no son del todo agradables. - por fin ha hablado, pero eso hace que me preocupe más. ¿cómo que no son agradables?
- Daniel, por favor, explícame eso, que no se a qué te refieres. - Le suplico. - Si antes estaba preocupada ahora lo estoy más
- No pasa nada, simplemente... - Se vuelve a quedar callado. - simplemente son difíciles de explicar.
Nos sentamos en uno de los merenderos. De la nevera saco un tetrabrick de zumo y un plato con un papel albal, es un pastel de chocolate, un poco derretido, pero de chocolate, mi favorito. Dani saca de la mochila dos vasos, dos cucharas, dos platos y un cuchillo. Él corta dos cachos del pastel, me pone a mi uno y él se pone el otro. Yo echo un poco de zumo en los vasos.
- Tenemos toda la tarde – Le digo cuando termino de echar el zumo. - así que empieza
- El hombre, el que llamó el otro día, Rivera, es un detective privado. Vasile, ¿sabes quien es, no? - Yo asiento – nos la está intentando jugar para hacernos la puñeta y ha empezado a decir que no va a renovar a 7 y acción, la productora para que nos larguemos. Creemos que detrás de eso no hay sólo tema monetario, que hay algo más.
- Si no renueva a la productora... -
- Tú también te quedarías sin trabajo. - Dani no me dejó terminar mi frase. - Pero no pasará nada, nadie se irá a la calle. Motos es un tío muy avispado, seguro que antes de que ocurra nada ya tendrá todo planeado
La verdad es que Dani tiene razón en lo de que Pablo es un tío muy avispado, no se como lo hace pero siempre arregla los contratiempos con una facilidad sorprendente y envidiable. Como yo en la cocina cuando me confundo con algo, pero en la vida real.
- Esperemos, necesito el trabajo
- De todas formas sabes que me puedes pedir lo que sea. Y sabes que por el alquiler de la casa no hay ningún problema.
De verdad necesito el trabajo si quiero quedarme en Madrid, y no quiero volver a mi tierra, todavía no. Me vine a Madrid para comenzar una nueva vida y ahora esa nueva vida está en todo su esplendor: trabajo que me gusta, casa bonita, unos amigos maravillosos, sobre todo Dani que fue el que me vio nacer por segunda vez, el que me enseñó a desenvolverme por Madrid (y aún así el metro no... no lo pillo). No quiero volver.
Todavía Dani no se ha fijado que llevo la pulsera. Me mira la muñeca. Ya la ha visto.
- ¡Pero si llevas la pulsera que te regalé! - Todo el era una sorpresa
- Me la acabo de poner, para ver si te alegrabas. Pero qué pensabas que no me gustó
- Pues la verdad es que si lo pensé, como pusiste tantas pegas
- ¿Pegas? ¡solo estaba preocupada por si te había costado mucho dinero! Pero puedo imaginarme que sí
Llegamos a casa, son las 8:30 de la tarde. Hoy de cena hay yogurt con galletas, no nos apetece a ninguno de los dos cenar más fuerte. Terminamos y nos sentemos en el sofá a ver un poco la televisión. Como no hay nada mucho más interesante que los programas de repetición de jugadas de la NBA, dejamos el baloncesto, a Dani le encanta y yo no le voy a hacer mucho caso a lo que ponga, tengo cosas en las que pensar. No veo a Dani con mucho interés en su deporte favorito, que raro. Apoyo la cabeza en su hombro. Me mira
- Dani, no quiero volver. Estoy muy a gusto aquí.
- Tranquila peque, ya verás como al final todo sale bien

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