viernes, 29 de julio de 2011

Capítulo 22

Bien, al menos él ya no está enfadado. Nos comemos las pizzas entre risas hasta que me acuerdo de lo que me dijo Rivera de la pulsera. En ese instante me callo.

- Dani, ¿tu comprarías para un regalo algo de más de 2000€? – Traga saliva sonoramente.

- ¿Por qué preguntas eso?

- Por curiosidad, simple curiosidad

- 2000€ es mucho dinero

- ¿Entonces no?

- Por lo general... – Se queda callado – No... – Su voz no suena convincente.

- ¿Y por qué te has gastado casi 3000 en mi pulsera?

- ¡Cómo te has enterado! Digo.... ¿3000, yo? – Me río. Se ha sorprendido cuando se lo he dicho pero ni piense que le voy a decir quién me lo ha dicho.

- No pasa nada, pero para la próxima vez que sepas que no necesito cosas caras para ser feliz, y menos si son regalos. Me conformo con con cualquier cosa y sobretodo si me lo regalas tú. Así que para la próxima vez no hace falta que te gastes tanto dinero.

Seguimos la cena como si no hubiera habido ninguna conversación sobre la pulsera. Cuando nos damos cuenta son casi las 2 de la mañana. Llevamos cuatro horas hablando y se nos ha pasado el tiempo volando. Bostezo, estoy muerta de sueño.

- Oye, me voy a ir a dormir, que estoy que me caigo de cansancio.

- Yo tampoco voy a tardar en irme a la cama, buenas noches peque

- Buenas noches, cari

Me voy a mi habitación, me pongo el pijama y me tumbo en la cama. Pasa un rato, oigo a Dani yéndose a su habitación. Silencio. No soy capaz de dormir, estoy venga a dar vueltas de un lado a otro de la cama, pero nada. Miro el reloj, las 3:53, a esta hora ayer se acababa de ir Rivera de esta casa y hoy de donde no se va, bueno, sus palabras, es de mi cabeza. No conozco mucho a Vasile, pero le conozco suficiente, no deja de ser hombre; la forma más eficaz de atrapar a un hombre es lo que yo llamo FCE, Falda Corta y Escote. No me vais a negar que eso siempre funciona, a no ser que el chico sea “de la otra acera” como dice mi abuela, es decir, homosexual, eso ya es algo que se escapa de mis manos, pero vamos, con quien lo tengo que hacer con eso no hay problema. Eso sí, tengo que hacerlo con cuidado y que no me reconozca, en fin y al cabo hasta que no termine este mes... es una especie de jefe para mi.

Oigo al gato maullar en la puerta de la habitación, abro un ojo. ¡Aish, dichosa luz! ¿luz? ¿ya es de día? Intento ver la hora, malamente lo consigo, las 11 y media pasadas. Me levanto, tengo hambre. Voy hacia el salón y veo una nota en la mesa:

“He tenido que ir a hacer guardia, se la he cambiado a Flo. Te he quedado el desayuno preparado. A ver si esta vez me ha salido mejor que la otra. Buen día. DANI ”

¡Mi cocina! Voy a la cocina, pero esta limpia, ¡ui! Creo que está aprendiendo. Miro hacia la encimera¡tortitas! Sonrío y me voy al salón con Boris que está junto a mi. Me tomo el desayuno mientras veo un poco la tele. Termino y me voy a quitarme el pijama y ponerme unas calzonas de chándal y una camiseta vieja llena de pintura y suciedad imborrable. Enciendo al minicadena, pongo música y empiezo a limpiar la casa. Hoy debería pasar un trapo por el parqué, ¿qué puedo hacer para no perder tiempo? ¡El gato! Cojo a Boris y le pongo unos trapos en las pezuñas traseras, no sería la primera vez que lo hago ¿quién dice que la mascota no puede ayudar a limpiar, ¡si ellos también ensucia!?


No hay comentarios:

Publicar un comentario